miércoles, 10 de diciembre de 2008

TAXONOMIA DE LAS PLANTAS





CLASIFICACIÓN DE LAS PLANTAS

. DE ACUERDO A SU CONSISTENCIA, PODEMOS CLASIFICARLAS EN:
• Herbáceas: son aquellas plantas cuyos tallos, independientemente de su tamaño, no han desarrollado estructuras leñosas por lo que su consistencia es más o menos blanda, tierna, flexible y jugosa. A la mayoría se las conoce como hierbas (aunque el término hierba se refiere a las herbáceas que mueren después de su estación de crecimiento). Las plantas herbáceas pueden ser anuales, bianuales, perennes o vivaces.
• Leñosas: son aquellas plantas cuyos tallos, independientemente de su tamaño, han desarrollado estructuras leñosas por lo que su consistencia es dura y rígida. A la mayoría se le conoce como árboles o arbustos y a otras como matas. Las plantas leñosas sólo pueden ser perennes.
• Semileñosas: están entre los dos anteriores y son aquellas plantas cuyos tallos han desarrollado una estructura de consistencia intermedia entre herbácea y leñosa.
• Suculentas: son aquellas plantas con tallos verdes, que realizan la fotosíntesis, son esponjosos, poco consistentes y que están especializados en almacenar agua. Los cactus y crasas son suculentas.

. DE ACUERDO A SU CICLO DE VIDA LAS PLANTAS HERBÁCEAS PUEDEN SER:
• PLANTAS ANUALES: son aquellas herbáceas cuyo ciclo vital completo se desarrolla dentro de una única estación de crecimiento. Se las conoce como plantas de temporada. En un mismo año las semillas germinan, se forman todas las partes vegetativas de la planta (raíz, tallos y hojas), se produce la floración y formación de nuevas semillas y la planta muere, por lo general con los primeros fríos. Las semillas son altamente resistentes al frío y la desecación. Dependiendo de la especie a la que pertenezcan, las sembraremos a principios de año en recipientes, resguardadas de la climatología, o directamente en el suelo si pueden resistir el frío. Se utilizan principalmente para los parterres y macizos de temporada. Ofrecen mucha versatilidad al jardín, ya que se puede variar todos los años de especie, color o altura, según la planta que elijamos. Se colocan muy juntas entre ellas para que la floración sea aún más exuberante. Se pueden subdividir en resistentes (generalmente se siembran en primavera en el lugar definitivo que van a ocupar porque resisten las condiciones adversas del clima), semi-resistentes (generalmente no resisten las heladas por lo que se siembran previamente en un emplazamiento protegido y después se llevan al lugar definitivo sin riesgo de fríos intensos) y susceptibles (generalmente no soportan ni siquiera los fríos ligeros por lo que deben estar en interiores o invernaderos). Entre otras plantas son anuales: Agerato, Alegría de la casa, Amaranto, Antirrino, Calendula, Celosías, Cosmos, Alhelí amarillo, Girasol, Petunia, Tagetes, etc.

• PLANTAS BIANUALES O BIENALES: son aquellas que precisan dos estaciones de crecimiento para completar su ciclo vital, que se da en dos fases. Tras la germinación se forman un tallo corto, una roseta de hojas próximas al suelo y una raíz normalmente modificada para almacenar alimento, al llegar el frío el desarrollo se detiene y la planta pasa el invierno en estado de latencia. Una vez pasado el frío moviliza las reservas almacenadas, florece, fructifica y forma nuevas semillas después muere. Como las anuales son herbáceas. Se siembra al final de la primavera o durante el verano. Algunas de las plantas de temporada que se utilizan en el jardín son bianuales, aunque debido al clima suelen morir en una sola temporada porque no aguanta las sequías o las heladas. Entre otras plantas son bianuales: Alcaravea, Angelica, Campanula rapunculus, Digitalis purpurea, Onagra, Pensamiento, Viola Cornuta, etc.

SIEMBRA DE ANUALES Y BIANUALES
Podemos sembrar directamente en la tierra o en macetas, pero se han de cumplir tres condiciones indispensables: un suelo apropiado, calor y humedad. Las semillas germinarán mejor en una tierra rica, que la compraremos o la prepararemos mezclando tierra negra, arena y turba.
• Si la sembramos en recipientes, primeros cubriremos el fondo con una capa de gravilla, para garantizar el drenaje. Después, rellenaremos el recipiente con el compuesto de tierra hasta 1 o 2 centímetros del borde. Nivelar el substrato y esparcir las semillas con la mano. Las Cubriremos con un espesor de substrato similar al diámetro de éstas. Si son muy finas, simplemente las asentaremos. Si las semillas son gordas, primero haremos en el substrato, unos pequeños surcos separados 3 centímetros entre sí, colocaremos las semillas y las cubriremos. Una vez hayamos hecho la siembra colocaremos el recipiente dentro de otro que contenga agua para que la humedad suba por la tierra hasta la superficie. Cuando el substrato ya esté húmedo, lo sacaremos y lo cubriremos con un cristal. Para evitar que se formen gotas de condensación, colocaremos una cuña de madera entre el recipiente y el cristal. Colocaremos el recipiente en un invernadero o algún lugar resguardado del frío y del aire, las semillas captarán el calor y acabaran germinando con la luz. Las semillas las regaremos con un pulverizador creando una fina lluvia. Si el sol es demasiado fuerte protegeremos la maceta. Cada día debemos lavar el cristal y colocarlo en una posición diferente. Cuando el recipiente se haya quedado pequeño o las plantas ya tengan un tamaño que nos permitan su transplante, las repicaremos y levantaremos la tierra con cuidado para extraerlas. Las plantaremos en un recipiente de mayores dimensiones con una separación entre sí de 5 centímetros Haremos agujeros y colocaremos las plantas y la tierra a su alrededor. Después las regaremos. Cuando las plantas estén lo suficientemente desarrolladas, tengan más de 6 hojas o un grosor de tallo adecuado, las cambiaremos a tiestos con turba comprimida que colocaremos en una habitación sin calefacción pero con buena ventilación y claridad. A mediados de mayo podemos trasladarlas al exterior.
• Para sembrar en plena tierra deberemos preparar antes el suelo. Removeremos la tierra con una pala en otoño aproximadamente unos 30 centímetros Si la tierra es pobre añadiremos estiércol o los productos necesarios para su corrección. En primavera, rastrillaremos ligeramente para nivelar la superficie y eliminar piedras y raíces. Marcaremos unos pequeños surcos en línea recta y paralelos entre sí, y colocaremos las semillas mezcladas con un poco de arena. Una vez sembrada toda la superficie, las cubriremos con una fina capa de humus y las hundiremos un poco con el rastrillo. Con la parte plana del rastrillo aplanaremos la tierra y la regaremos ligeramente con un pulverizador. Hasta el momento de la germinación protegeremos la siembra de la lluvia con un plástico. Cuando empiezen a brotar deberemos arrancar las que estén muy juntas y sean más débiles. Dejar la separación indicada en el envase de las semillas, que normalmente es de 2/3 de la altura de una planta adulta.

LAS PLANTAS VIVACES: son aquellas que permanecen vivas durante más de dos años y son capaces de sobrevivir al invierno. Su parte aérea se seca cada año hasta la temporada próxima, donde surgirán de nuevo, ya que la raíz permanece viva debajo de la tierra. Ofrecen espectaculares floraciones en primavera u otoño, según su ciclo. Las bulbosas por ejemplo son vivaces. Dentro de las vivaces, existe un grupo de plantas que no pierden los tallos ni las hojas, permaneciendo verde durante todo el año, son las llamadas plantas perennes. La siembra es la misma que para las plantas bianuales. Se siembra en primavera o verano y se plantan en otoño. La particularidad de estas plantas es que se pueden multiplicar mediante siembras, esquejes o división. Algunas variedades las debemos proteger de las heladas cuando son jóvenes. Cuando las plantas crezcan habremos de atar las más altas a unos tutores, para que no se rompan por su propio peso o bien atarlas en algún enrejado. Para favorecer el crecimiento de la planta y de nuevas flores debemos cortar por el tallo las que estén marchitas, con unas tijeras de podar. Al ser muy longevas, pueden agotar la tierra, por lo que cada año, antes de la época de crecimiento, deberíamos abonar la tierra. El mejor sistema de riego es la nebulación o el riego gota a gota al pie de las plantas. La mayoría de las vivaces y arbustos son resistentes incluso a inviernos crudos, pero si se podan rigurosamente antes del invierno se debilitarán. También serán más vulnerables si no pueden " terminar de madurar" , por esto no hay que seguir abonando durante mucho tiempo, ya que entonces las plantas seguirían creciendo y no terminarían de madurar bien. También hay plantas que son sensibles a las heladas, para protegerlas se pueden poner hojas secas, paja, cortezas, etc. a sus pies, es lo que se denomina acolchado o mulching. Entre otras plantas son vivaces: Astilbe, Ciclamen, Delphinio, Gallardia, Helianthus, Peonía.
Los bulbos, tubérculos o rizomas, son plantas vivaces pero con la particularidad de disponer de un órgano subterráneo que almacena las substancias necesarias para su supervivencia y renovación de un año a otro. La tierra de los bulbos se ha de ir removiendo y aireando de vez en cuando para que los bulbos almacenen sus reservas, así también se facilita la lucha contra los insectos y el buen drenaje de la tierra. Si la tierra que tenemos es arcillosa, plantaremos los bulbos en una capa de arena. No existe una profundidad preestablecida para plantar los bulbos, se suelen enterrar a una profundidad de 2 a 3 veces su diámetro. El sistema para plantar los bulbos es muy sencillo: con la tierra húmeda cavaremos un agujero con el plantador y colocaremos el bulbo en su interior. Los rizomas se suelen colocar en grupos o en línea en una pequeña zanja. Los tubérculos los colocaremos al fondo del agujero para que sus fuertes raíces tengan un buen asentamiento. Los bulbos florecen en diferentes épocas del año y su plantación también varía. Los que florecen en primavera los plantaremos en octubre o noviembre y los que florecen en verano los plantaremos en primavera. Para las variedades altas se recomienda colocar tutores antes de que los bulbos empiecen a brotar. Cuando crezcan, iremos atando los brotes laterales al tutor y la flor crecerá mejor. Según se marchiten las flores se irán cortando. Sólo los bulbos que resistan el invierno, se podrán quedar en el mismo sitio para que vuelvan a florecer al año siguiente, sino los desenterraremos cuando sus hojas se hayan secado y los guardaremos sin tierra en un lugar seco y oscuro durante todo el invierno.

LAS PLANTAS PERENNES: son aquellas cuyas estructuras vegetativas persisten desde la germinación año tras año, sin marchitarse ni perder sus hojas, ni tallos en ninguna época. En su mayoría son leñosas y van aumentando su altura en cada estación de crecimiento, pero solo florecen cuando completan su desarrollo adulto. Estas plantas al crecer de forma continuada necesitan estrategias para soportar las bajas temperaturas. La mayoría de las gimnospermas, que son las plantas sin flores, apenas sufren cambios en su aspecto, reducen al máximo sus funciones vitales pero siempre tienen hojas verdes cubriendo sus ramas, es lo que se conoce como árboles o plantas " de hoja perenne". Por el contrario la mayoría de las plantas con flores, llamadas Angiospermas, pierden las hojas con la llegada del invierno como respuesta a la drástica reducción del agua disponible, y se dice que son plantas " de hoja caduca". Pueden subdividirse en resistentes, que puede vivir durante muchos años en el jardín soportando cualquier tipo de clima, semi-resistentes, hay que protegerlas del invierno, y susceptibles, que no soportan el frío y hay que mantenerlas en interiores o invernaderos. Entre otras plantas son perennes: Acanto, Cerastio, Cineraria, Clavel, Gazania, Geranio, Lavanda.


Una misma planta, dependiendo del clima, puede ser anual, bianual o perenne.

. DE ACUERDO A SU FOLLAJE PODEMOS CLASIFICARLAS EN:
• Plantas de hoja perenne: son aquellas plantas que, con la llegada del invierno, reducen al máximo sus funciones vitales pero siempre tienen hojas verdes cubriendo sus ramas.
• Plantas de hoja caduca: son aquellas plantas que, con la llegada del invierno, pierden las hojas.
• Plantas de hoja marcescente: es un estado intermedio entre la hoja perenne y caduca. Al llegar el otoño, las hojas entran en fase de senescencia con normalidad pasando a ser de color marrón pero la hoja no cae, permanece en la rama sobre la que se seca, dando al árbol aspecto de estar enfermo o de haberse secado. El árbol pasa todo el invierno cubierto con las hojas secas que se van cayendo al llegar la primavera a medida que van brotando las nuevas.




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